He visto tu
cara, y es como mirar el cañón de una pistola, que va a explotar y salen todas
esas “palabras”. Tienes un lado mucho más agradable, un lado que me gusta mucho
más. Uno que se ríe y bromea. Recuerda
los abrazos en la cocina, sí, para que las cosas despegasen hasta el infinito y
más allá. Pero es muy difícil acordarse de eso en un día como hoy cuando sólo
quieres discutir, y ya tienes puesta esa cara. Estoy metida en un lío otra vez,
¿no? Eso pensaba, porque te has dado ahí la vuelta, poniendo esa silenciosa
cara de decepción. La que no puedo soportar. ¿No podemos reírnos y bromear? Y no tengo ganas de seguir con este
debate que tenemos siempre, cuando decís que te da igual, claro que no, ¡claro
que no!
Así que ríete y bromea, recuerda los abrazos en la cocina
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