. Es extraño ver el debate interior del corazón
contra la razón,
dónde ambos quedan siempre a empate
y tiene que intervenir el miedo para alejarme de él.
Es estúpido lo fácil que es desear besar sus labios
y lo difícil que es querer hacerlo a la vez;
al igual que mi cabeza intenta no hablarle de sentimientos mientras mi boca pronuncia un goloso Te quiero.
Y también es estúpido intentar salir de la profundidad de su mirada, de esos ojos tan increíbles que tiene.
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